Los empresarios que cenaron en Barcelona con Rajoy salieron con la impresión de que el líder popular se ve ganador, se sabe el guión y no quiere meter la pata
La cena se celebró en casa del conde de Godo y duró tres horas (hasta
media noche) en un ambiente cordial y distendido, moderando el coloquio
el propio anfitrión. El grupo Puente Aéreo, que forman
empresarios de Madrid y Barcelona, escuchó al líder popular, Mariano
Rajoy, con respeto y sin apenas preguntas comprometidas. No hubo muchas
intervenciones y, en ocasiones, se produjeron corrillos entre vecinos de
mesa, en cuyas conversaciones hubo coincidencia generalizada de que
Alfredo Pérez Rubalcaba, el candidato del PSOE, se estaba equivocando en
la campaña con temas como el impuesto de patrimonio. Rajoy acudió solo,
pese a los intentos de los líderes de su partido en Cataluña, a los que
la organización rechazó su asistencia educadamente.
El punto culminante que todos esperaban fue precisamente la opinión
de Rajoy sobre este impuesto, que ha reinstaurado el Gobierno y centra
la campaña de Rubalcaba. Rajoy, que en todo momento transmitió la
sensación (sin decirlo) de que está convencido de su victoria por
mayoría absoluta, aseguró que no va a hacer campaña con esta cuestión
por mucho que le presionen y dejó entrever que si llega al Gobierno lo
retirara "siempre y cuando no genere conflicto". Lo dijo un poco a la
gallega: "Como lo han puesto para dos años, a lo mejor no hace falta que
lo quite, porque cuando quiera hacerlo ya ha pasado el tiempo". Añadió
que el citado impuesto le parecía de muy poca importancia por su escasa
incidencia en la balanza, mientras destacaba su interés por reducir el
de sociedades para las reinversiones.
La cena era tambien para hablar de economía e, inevitablemente,
recibió preguntas sobre la situación económica. No se complicó la vida
en las respuestas, seguramente porque no quiere cometer errores hasta el
20-N. No obstante, a una pregunta de Javier Monzon (Indra), reveló su
obsesión por simplificar la burocracia para facilitar el camino a los
nuevos emprendedores y como única vía para crear empleo. En este punto,
señaló el "coste económico brutal" que tiene la duplicidad de
administraciones, basándose, dijo, "en los papeles que me envía Juan
Rosell" (presidente de la CEOE), allí presente. También intervino
Rodrigo Rato (Bankia), quien se mostró satisfecho de que Rajoy quiera
abordar la reforma de la Administración.
Hubo interés por su parecer sobre el pacto fiscal, y a una pregunta
de Salvador Alemany (Abertis), Rajoy dio una larga cambiada pasando por
encima. Acto seguido, se trato la relación entre Cataluña y el resto de
Espana, del que la mayoría de los presentes subrayaron que hay cosas que
la hacen complicada de cara al futuro. Alberto Palazzi (Pronovias) le
espetó que no se inmiscuía mucho, pero Rajoy mantuvo el tipo y se limitó
a señalar que él estaba dispuesto a arreglarlo, sin olvidar que
Cataluña no es solo CiU.
Al final, la sensación general que recabaron los empresarios fue que
Rajoy se sabe el guión y que no quiere meter la pata, según señalaron
algunos de los asistentes.